Es mas fuerte que yo, no me puedo controlar. Puedo ser muchas cosas buenas y malas, que mejor no enumero. Muchas. Pero no soy diplomática.
Desde hace un tiempo no muy largo, me toca muchas veces ejercer el rol de negociadora, no es algo formal, sino mas bien una gestión a nivel familiar con un externo.
Afortunadamente puedo evitar hablar y hacer todo via mail.
Y afortunadamente tengo a mi lado alguien que en este punto de caracter es lo opuesto.
Entonces los roles son muy marcados. La responsable y la que se ocupa de todo soy yo (otra cosa mas en la lista, para variar!). Pero siempre, siempre bajo su coordinación. El me controla, me frena, me dice: bajá un cambio que asi no se negocia, podés decir eso de otro modo menos agresivo, mejor que elimines esa frase que no te lleva a ningún lado, etc. etc..
Entonces recibo los problemas, los estudio, los afronto, busco soluciones y trato de arreglarlos. Llevo la pelota de una punta a la otra del campo pero nunca puedo encargarme de mandarla al arco solita. Para eso siempre, siempre tengo que esperar la aprobación.
Y son meses que probamos , y son meses también que antes de someterme a la prueba del maestro escribo, re-escribo, me autocorrijo, pienso que ya está bien, o infinitamente mejor que el primer borrador, hasta que finalmente me presento lista para la evaluación convencida que no hay modo mejor.
Y nada, ni siquiera asi apruebo. Le digo que ya bajé muchos cambios, se rie y me dice: entonces mejor ni me imagino como era al inicio. Y me invita a cambiar palabras, frases, modificar tonos, y hasta agregarle alguna notita de color...!
Tengo un largo camino por adelante. Aprender. Aunque en este punto tengo que confesar que tengo poca, poquisima fe!
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