Tuve que esperar muchos años, recorrer muchos kilómetros, cambiar de país, tener una hija y esperar que creciera un poquito para subirla por primera vez a la calesita.
Y cuando la vi ahi, sola a los pies del Castillo, con el Tíber al lado, y la cúpula de San Pedro escondida atrás, pensé que quizás pueda prescindir de las sortijas a cambio del paisaje..
Pero me gustaría que también ellas estuvieran ahi.
Labels: Argentina, Fotos, Italia, Mardevientos