Quizás porque el "faces" de Iphoto me reveló una Marcela que casi no había cambiado nada en los últimos 20 años, excepto, claro, los signos del tiempo y de la gravedad.
Quizás por que en las últimas semanas estaba enojada con la imagen del espejo, o quizás porque estaba cansada de estar pendiente siempre de mi cabeza (y no hablo del intelecto!).
Resultado: ayer a la tarde decidí romper con el hechizo que tenía desde hace mas de 24 años, fui a la peluquería, me abandoné a la maravillosa sensación del lavado, me senté frente al espejo y le dije: hace lo que quieras, pero cortá sin piedad...!
Obviamente no se animó a hacer algo muy distinto (es posible que haya tenido miedo de mi reacción), pero vi caer algo así como 15 cm de mi historia a los pies.
El cambio no es tan radical como parece, solo que ahora tengo el cabello casi casi mas corto que Maia.
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