Así fue este último fin de semana.
El plan oficial empezó hace casi dos meses cuando por casualidad Glen el novio de Ceci se encontró con Max en Skype, se presentaron solitos, y después de 5 minutos ya estaban hablando de organizar un encuentro en Siena, aprovechando el viaje programado de ellos y dos años de reclamos míos por visitar esa parte de la Toscana.
Partimos el viernes y aprovechando el tiempo hicimos un Stop recomendado en Pienza, un pequeño pueblito renacentista, con una vista increíble!
El sábado decidimos hacer un poco de tiempo y nos escapamos hasta San Gimignano..
El lugar, increíble pero es tan perfecto que parece un Disney medieval. A pesar de eso, creo que vale la visita.
A la tarde finalmente volvimos a Siena a encontrar a Glen y Ceci. Como punto decidimos la Plaza del Campo, y allá estaban ellos esperando abajo de la torre, sentados al sol con un heladito en mano.
Una vueltita por Siena, una propuesta que aceptaron (por suerte) y escapamos hacia el sur, para visitar la Abadía de San Galgano, construída en el 1200 en el medio del verde toscano. Después del haber vivido un siglo de esplendor en el 1400, fue practicamente abandonada, hasta la caída completa de lo que quedaba del techo (una parte había sido vendida en el 1600) en 1758. Hoy queda solo el esqueleto de la antigua abadía con el cielo como techo y el verde como pavimento.
Con Ceci entramos solas cuando estaba cayendo el sol... y no soy capaz de expresar con palabras lo maravilloso de ese lugar. Nos quedamos ahí no menos de una hora, al principio solas, hasta que llegó la compañía una vez terminadas las cervezas.
Después de estas miles de fotos, desde todos ángulos, escapamos rumbo a cualquier lugar que pudiera darnos de comer los famosos Pici seneses....
El domingo a la mañana, otro encuentro en la Plaza del Campo, esta vez con la energía suficiente para emprender la subida a la torre que disfrutamos casi sin cansarnos, gracias a las fotos en todos los angulos que encontramos!
Bajamos decididos a atacar el primer restaurant,
Nos despedimos después de 24 horas de conocernos con un heladito sentados en el ingreso del Monte dei Paschi.
Y nos volveremos a ver... seguramente...!!
Por ahora, de ellos dos, me quedo con la alegría de haber compartido estos lugares que tanto quería conocer y con la alegría de haberlos conocido.
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