Septiembre me pesa, sobre todo este año de verano tan especial que parecía que nunca llegaba y pasó rapido como una tormenta de verano. Llegadas, visitas, risas, discusiones, con las personas que mas quiero en el mundo, y después la "soledad", lindisima solo con una persona.
Roma renació de nuevo, y de ese silencio de días atrás no queda nada. El regreso de todos con sus días de historias nuevas para contar, un cafe, un break en el trabajo, las sonrisas, las preguntas e inmediatamente después todos volvemos a nuestros puestos, como cuando entraba la maestra al aula y cada uno corría a su lugar. Y así empieza otro año de trabajo, todo para vivir, para poder permitirnos, dentro de casi 11 meses, otros días de descanso!
(Me pregunto si fuimos creados para trabajar, o alguien no lo soportó y terminó inventando la necesidad de tener una ocupación)
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