Thursday, June 21, 2007
posted by marquiroga at 3:36 AM

Ayer pase a visitar a Martín y cuando vi su ultimo post no pude no acordarme de ella..
En el 92 empujada por un increíble golpe de fortuna, me encontré con la posibilidad de cumplir mi sueño de comprarme un autito..
Venía soñandolo de verdad desde hacía mas de un año, pero mis ahorros iban despacito, tanto que a ese paso mi sueño llegaría a cumplirse en no menos de dos años hasta que la varita mágica me tocó y llené la alcancía con justo-justo lo que necesitaba para mi fantástico autito nuevo (nuevo era un buen modo de decir).
Los sueños me venían diciendo que era rojo, medio circular, asi que empezé (con la ayuda de papá) en la búsqueda de un citroen rojo, pero gracias a sus consejos terminé pensando que quizás un Renault 4 era mucho mejor.
Por la mañana abríamos La Voz, llamábamos por telfono y establecíamos un orden de visitas para el resto del día.
Renoletas (como las llamabamos en Argentina) había muchas, algunas desastrosas (mi presupuesto alcanzaba para comprarme algo como máximo del 78!!, de 14 añitos!), otras perfectas con único dueño, hasta alguna con tan pocos kilometros que parecía imposible para casi toda una vida de 4 ruedas, pero para todas había un pero, el color, eran blancos o celestitos tristes o verdes llorones, y como toda girl de 22 años esos colores no andaban para nada bien, y la búsqueda continuó hasta agotar todo vendedor particular y pasar a la inicialmente evitada búsqueda en las concesionarias.
Y llegamos a la primera, el salón era grande y aún me cuesta imaginar como habían hecho para poner los autos tan juntitos ahi adentro, porque el único modo que se me ocurría era que los habían inflado.. y allá adelante, casi escondida porque no era una cosa atractiva para nadie estaba ella: linda linda y roja como en mis sueños. Me giré, mire a papá cuya paciencia no tenía límites para ayudarme, se la señalé allá lejos a más de 35 metros y le dije: quiero esa, al mejor estilo de nena caprichosa insoportable!
Y fue esa, la que quería, la que soñaba, que me llevé a casa un par de días depués.

Las clases de manejo que papá nos había dado entre los 12 y 15 años ayudaban como base, pero hacía mucho que no me sentaba de frente a un volante, ahora tenía la posibilidad de hacerlo sola y eso era como aprender todo de nuevo. Con mucha paciencia y citrerio establecía límites geográficos a mi aventura, primero las manzanas de casa, sin pasar ni la Jerónimo Luis de Cabrera, ni la Roque Saenz Peña, después el resto de Alta Córdoba, hasta que pocos meses después con la compañía de Laura (no la misma de siempre, sino otra, también amiga) nos fuimos hasta Mina Clavero por las Altas Cumbres para descubrir que habíamos hecho todo el trayecto de las sierras con las pendientes pronunciadas y sin líquido de frenos...!
Esta fue la historia de mi primer autito y esta la única foto de esa super renoleta que tengo conmigo!

Labels: , ,