Friday, March 09, 2007
posted by marquiroga at 5:57 AM

Las dos primeras palabras seguidas en italiano que pronuncié delante de mis suegros fueron una puteada.

Había llegado a Italia sin saber decir una palabra poco tiempo antes, y si bien el tiempo me había alcanzado bastante para entender, generalmente no iba mas allá de la respuesta monosilábica o que no llevara más de una palabra como respuesta.

Con Massimo no tenía problemas porque en ese período hablábamos aún en castellano.
Pero de el vinieron las primeras frases italianas que mi oído sentía y mi cerebro grababa. Y en ese período Panini trabajaba con otro Massimo, muy amigo, cuyo vocabulario tenía fuertes bases sicilianas, no siempre politicamente correctas.

La escena era casi familiar, aunque yo aún me sentía un sapo de otro pozo, sonreía, comía y basta.

Almuerzo sólo en cuatro: los papás, Massimo y yo. Televisión encendida, programa de noticias en un momento de crónica amarilla de algo que no recuerdo bien pero bastante pesado para provocar comentarios espontáneos en los tres.
Yo, con unas irreflenables ganas de contribuir, formar parte y dar mi opinión lanzé una contundente puteada, bien intensa. Imagino que lo primero que los papás de Massimo pensaron fue Habla!, y lo segundo, Pero era mejor cuando estaba callada! !!
Los tres giraron la cabeza hacia mi, me pareció que hasta el volumen de la tv se bajó, y desde abajo de la mesa Massimo me dió una patada de alerta... Me di cuenta que algo no andaba bien, que quizás no eran las palabras justas, pero la envergadura de mi blasfemia cayó sobre mi cabeza sólo media hora después cuando Panini me dijo -a solas- Nunca mas repitas esa frase!!
- Pero si la escucho a cada momento, cómo podía imaginarme que no era una simple expresión sino una grandísima puteada?
Cómo podía yo- recién llegada- entender las reglas del juego de algo que parecía tan normal, al menos para mis oídos?

Y así con una gran *figura di merda*
(expresión italiana que indica papelón o bochorno, muy justa para esta situación), puedo decir que inicié el diálogo con mis suegros!

Obviamente después de ese día Massimo se auto-obligó a usar conmigo frases y palabras distintas a las que usaba con su amigo siciliano! Y algo mejoré!

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