Monday, January 15, 2007
posted by marquiroga at 8:19 AM

El 25 de diciembre, dos días antes de lo planeado y como regalo de Navidad, volvimos a la deseada Rio.

Decidimos ir por dos días al hostelling de Ipanema, donde conocimos a Fanny (dejó su vida francesa a cambio de seis meses por America Latina) y a Carmen, de quienes no nos separamos por casi dos días. Excursión al Corcovado, almuerzos, sol en Ipanema, cena, y disco en Lapa con mas de 1000 cariocas que bailaban 100% samba (obvio, la nuestra parte era solo meros espectadores!...).

El esperado y veloz encuentro con María Teresa después de 26 años (acá fotos del antes y del después) en la estupenda Copacabana.

Y finalmente el otro encuentro con nuestros nuevos amigos cariocas, Guilhe e Isa, con quienes tuvimos otros tres días inseparables después de los de Jericoacoara.

Ver Río de Janeiro en compañía de ellos fue descubrirla de nuevo. Descubrir esos bares geniales que no figuran en las guías turísticas, pero que forman parte del alma carioca, con cientos de personas que beben cerveza (y cuanta!!!) en bodegas centenarias. Probar esas cosas que tenes que probar porque son características de Rio... Recorrer otra vez Ipanema y Leblon como si fuera la primera vez!

Al final el cierre de oro, ese 31 de diciembre que esperamos, soñamos, y hasta creímos imposible pasarlo en esa ciudad, estábamos ahí, de frente a toda esa gente vestida de blanco en Copacabana, con los nervios y la emoción en la cima cuando aún faltaban 10 minutos para la cuenta regresiva que iluminó esa medialuna de mas de 3 km de playa que es Copacabana con 22 minutos de fuegos artificiales para quedarnos mirando el cielo sin poder creerlo, y hasta con algunas lágrimas en los ojos.

Horas después la última mirada, la despedida, los abrazos, las promesas con los amigos y el regreso a Roma, también el primer enojo de Massimo en el aeropuerto cuando el empleado de Iberia me dijo: "si no me presenta su permiso de residencia en Italia usted pierde el vuelo" y yo, que había dejado mi permiso en Roma estaba casi a punto de llorar, no sabía si por la desesperación o por la alegría por perder el vuelo y quedarme en Río!!.







El regreso, lleno de saudade, esa mágica palabra portuguesa que sabe decir exactamente la sensación que te deja Brasil cuando alguien la deja, un quiero, tengo que volver!

Una saudade que aún nos gobierna, después de 15 días...





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