Jericoacoara fue, después de Rio e Salvador, el tercer punto que marcamos en el mapa de Brasil y se merecía mucho más que eso.
Está a 300 km al oeste de Fortaleza, y es posible llegar solo por tierra -la primera parte- y dunas (casi 6 horas de viaje).
No hay asfalto, ni cajeros automaticos, solo dunas increibles, palmeras altísimas, un cielo perfecto, y el atardecer más bonito de todo el Brasil (es uno de los pocos lugares donde se puede ver el sol esconderse en el mar en este país).
De Jeri no quiero olvidar el subir las dunas con los ojos colmados del azul del cielo y el amarillo casi blanco de la arena para llegar a la cima y completar el paisaje con palmeras y un mar esmeralda.
El cuarto y último día decidimos darnos un super bonus, quedandonos con Guilhe e Isa hasta la noche disfrutanod de la piscina de Vila Kalango y de un increíble paseo en cuatriciclo por las dunas para ver el último atardecer en Jeri.
Pero no vale la pena que siga escribiendo, las palabras no pueden expresar mucha de las cosas que vivimos: atardecedes sobre la duna Por do sol, excusiones en buggy a Tatajuba (con un almuerzo de frutos frescos de mar que mereció un bis), a la Laguna Azul y Laguna del Paraíso, baños en lagunas increíbles, relax con drinks en la piscina roja de Vila Kalango mientras el sol oscurecía...
Todo a solo 3 grados del Ecuador... y asi empezamos a oscurecernos de a poquito!
Labels: Fotos, Mardevientos, Viajes
