Friday, November 14, 2008
posted by marquiroga at 12:00 AM

Quiero comprar 14 estampillas, digo
No, no tenemos desde hace un par de semanas, me contesta. Puede ir al negocio de la otra calle y comprarlos ahí.

Esta cosa simple no sería ni siquiera una anécdota si no fuera que yo estaba en una de las oficinas del Correo (Posta italiana).
Y tampoco lo sería si esa Posta no ofreciera cada vez más servicios "alternativos" al envío tradicional de correspondencia.
Entiendo que las cartas reales tienden ya casi no existen, alcanza ver que la casilla de correo de la puerta de casa tiene solo y solo boletas para pagar. Pero esta vez quiero mandar ese tipo de correo, Quiero hacerlo porque tengo la ilusión de recibirlo también!

Pero voy al Correo las estampillas no están. Y me siento a esperar mi otro turno en las tantas ventanillas del servicio bancario de la Posta y miro.
Y pienso lo que era una verdadera oficina de correo y lo que tengo adelante de mis ojos. Y me doy cuenta que no tienen nada que ver una cosa con la otra.
En las oficinas del Correo italiano venden dvd's, libros de autoyuda, best sellers, revistitas para niños, cuadernos, lapiceras y hasta bolsas salvaespacio. Pero no venden estampillas.

Pido hablar con el director y le pregunto:
Como es que ustedes se siguen llamando Posta y parecen una librería, una dvdteca, un kiosco de revistas, y no son mas la Posta? Como es posible que tengan todas estas cosas colgadas de las ventanillas y no tengas estampillas para mandar cartas?
Es que esto es un servicio que nosotros queremos brindar al cliente!, me responde, orgullosa.
Entiendo los servicios que quieren brindar, pero no brindan el servicio inicial, que es, además, un servicio público!

En Italia no existen "correos privados" como en Argentina por ejemplo, muy discutidos, por cierto, pero alternativos al mal funcionamiento del correo público.

Y entonces no hay vias de escape. Si se quiere mandar algo certificado, toca hacer horas de fila con esa carta en la mano porque las ventanillas destinadas al envío de cartas ya casi no existen, no obstante la demanda si. Pero después de tanto tiempo perdido se pierde la batalla, uno prueba una y otra vez y al final decide que mandar esa carta escrita a mano, esa foto impresa, ese dibujito del nieto, cuesta tanto tiempo, que al final ni siquiera se considera.

Y entonces todo, todo queda escrito con esta letra fría, impersonal y las fotos de esos seres queridos, lejanos, pocas veces terminan en los portaretratos, porque casi nunca pueden escapar del monitor.

Y a la Posta iré de nuevo, quizás para comprar esas bolsas salva espacio, tan prácticas cuando el espacio no alcanza!

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