Friday, October 24, 2008
posted by marquiroga at 1:07 AM

Cuando Dora y yo eramos chiquitas nuestros papás no tenían casa en el campo (tampoco la tuvieron después).
A cambio, por muchos veranos - los más lindos de la infancia- fuimos propietarios de un sauce a orillas del rio Agua de Oro, a 40 km de casa.

Hace poco, cuando mamá estuvo acá, hicimos un comentario como que esos domingos nos habían pesado, y ella desilucionada nos dijo: pero si se divertían tanto!!.
Y era verdad...
El sábado ellos preparaban todo y el domingo, tempranito, empezaba la carga del auto y la partida antes de las 8.
Foto del rio Agua de Oro. Galería Flckr de Facundo Roca

La primera más complicada del día era la llegada después del estacionamiento, el sauce de nuestra propiedad estaba muchas veces del otro lado del arroyo y hasta allá tenían que llegar todas las cosas que increiblemente entraban en el Taunus: mesas y sillitas de camping y no de esas actuales livianas-de plastico-que entran en una maleta, estas eran de madera, pesaban no poco y si las agarrabas mal hasta te podías hacer mal un dedo; reposeras -para los adultos que ni siquiera el domingo de río renunciaban a la siesta; toallas, la heladera de camping (otra pesantisima) con la carne y la fruta, la canasta con cubiertos, tablitas de madera para el asado, manteles, los bolsos con el cambio para el regreso, etc.
Para llevar todo esto desde el auto hasta nuestro árbol llorón armabamos posta y nos pasabamos las cosas a través del arroyo, evitando de mojarme los pies, algo que detestaba a esa hora de la mañana.

Terminada la posesión oficial de nuestro sauce que quedaban convertido en una perfecta casa y hacían pensar a quien pasara que estábamos alli desde hace años, papá nos mandaba a recoger ramitas para el fuego (el carbón no era suficiente para encenderlo) y recorriamos siempre los mismos senderos volviendo miles de veces con tres ramitas a cabeza. Solo después de esto éramos libres de meternos al agua de la que no salíamos hasta que no nos llamaban para preparar la mesa y cambiarnos antes de comer.
El almuerzo, qué almuerzos!! asados como al lado del río bajo ese sauce ya no existen mas. Un restaurant con parrilla completa y ensaladas de todo tipo, todas las frutas popsibles de estación. Recuerdo que hasta alguna vez alguien equivocó el sal con el azúcar y probamos el asado dulce...!
Después del almuerzo llegaba la fatídica hora y media de la "digestión", que nunca entendí si era verdad o era un pretexto de papá para que ellos pudieran dormir la siesta sin tener que preocuparse porque nosotras estábamos en el río.. Esa hora y media no pasaba mas, era la mas larga y aburrida de domingo. A veces mamá se apiadaba de nosotras y organizaba excursiones a la "alta montaña" (una colinita a orillas del río) para recoger peperina para el mate. Pero nosotras queríamos solo volver al agua!.
Después de la siesta, algunas veces hasta nos recompensaban con algun paseo a caballo. Eran gigantes para cuanto chiquitas eramos nosotras, pero era emocionante!. Hasta cuando el caballo no seguía las órdenes y escapaba a galope con alguna de nosotras arriba.
Un sauce muy parecido al "nuestro". Galeria Flickr de cnvc

Esos domingos no volverán mas, ni siquiera se si nuestro sauce a orillas del rio Agua de Oro estará todavía en pie. Si existe no dudo que hasta el tronco de recordará de nosotros, de esa familia que llegaba todos los domingos de verano y hacía de el su propiedad.

Labels: , ,