Tuesday, February 17, 2009
posted by marquiroga at 2:55 PM

Ellos dos adoraban Nat King Cole.
El tenía una valijita llena de magazines -cintas del tamaño de un videocasette que precedieron al casette- donde estaba toda la música de la familia. La caja iba y venía con nosotros adonde fuéramos.
De todas las cintas, ellos casi siempre elegían la de Nat King Cole.
Y nosotras, nosotras dos que éramos chiquitas no podíamos decir nada, estábamos obligadas a escuchar cada una de esas canciones y, sin quererlo, a aprenderlas.
Y
si hoy lo escucho me parece hasta ver el techo crema con puntitos del Taunus rojo de papá, me parece sentir el olor de sus Jockey o de sus 43/70..(porque si, en esos años fumar en el auto delante de los niños no era un pecado), me parece preguntar mil y una vez "cuanto falta...?" escuchando siempre la misma respuesta: "falta menos que antes".. con el fondo de "quizás, quizás, quizás"...



Y agradezco que, además de muchas otras cosas, ellos nos dieron esa linda costumbre de cantar por la vida...!

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