No es una guerra encarnizada, no hay sangre, ni armas, ni misiles, ni aviones que pasan sobre los edificios y quizás llamarla guerra sea demasiado extremista, lo cierto es que no llegamos a un acuerdo, entonces, a veces ni hablamos de eso..! Hasta que nos encontramos con algún amigo, que pregunta
-Entonces esta nena, como se va a llamar?
Y en ese momento él dice un nombre y yo digo otro.
Y ese amigo se auto-propone como mediador
- Vamos, no debe ser dificil, de esta vez no pasa, yo los ayudo a decidir el nombre de la Heredera!
Y empezamos otra vez más.
Panini larga sus nombres y yo digo
- no, que no me gusta, que es demasiado italiano- es demasiado común- es el nombre más usado, parece Marcela en el 70 en Argentina, etc,
Yo propongo los míos
- No, ese me recuerda un film - es un nombre de perro - nunca lo sentí a nadie- es el nombre de la hija de Berlusconi... etc.
Y seguimos, minuto tras minuto, pasa media hora, el mediador de turno tira propuestas considerables al azar y nos seguimos separando con las ideas. Pasa más tiempo, el mediador empieza a mostrar signos de cansancio, pero a la vez piensa, bueno, ya recorrimos un largo camino muchacho, si sigo un poquito mas tendré el honor de estar presente en la elección del nombre de la Heredera, trata de disuadir a alguno de los futuros padres de aflojar con las pretensiones y empieza a ofrecer nombres improponibles para intentar provocar un acercamiento, y no lo logra...
Entonces empieza a darse cuenta que no se va a llevar esa medalla, expresa su cansancio, y renuncia a la difícil tarea.
Y ya pasaron 10 días que tenemos la confirmación que será una HEREDERA pero ella sigue sin tener nombre.
La mamá quiere un nombre que no tenga anteriores referencias, o sea que no sea el nombre de alguien que haya conocido, que no sea muy común y propone Dafne -absolutamente en primer lugar-, Maia o Caterina; el papá, en vez vota por algo mas tradicional y sugiere Giulia, Martina o Mara.
Veremos hasta cuando dura... Pero seguro de marzo no puede pasar!
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