Monday, May 19, 2008
posted by marquiroga at 7:24 AM

Nadie se salva, a todos un día nos llega el momento.
El día de la nochebuena del 2007, llegó el mio.
Mi encuentro fatídico, terrible, inolvidable se presentó a 37 años, 7 meses y 16 días.
Estaba peinándome en el espejo del baño, orgullosa de que mi cabello oscuro crecía fuerte y sano como nunca (probablemente debido al embarazo) y del lado izquierdo apareció ella, brillante, orgullosa y blanca como la nieve en el medio de ese manto oscuro y liso.
Me pasó lo que nos pasa a todos en esa situación. Al principio el deseo casi incontenible de arrancarla para no encontrarte de frente a ella nunca mas, para que no te marque esa diferencia, ese paso, ese "de verdad ya no importa que digan que pareces mucho mas chica, porque cargas en la espalda con la primera cana".
Pero mientras estaba a punto de arrancarla, apareció ese miedo popular, probablemente no comprobado cientificamente: y si después esta me hace la guerra y me aparecen otras 7 mas? Que hago?.
Decidí dejarla en su lugar, hacer de cuenta que no estaba, tratar de olvidarla. Y muchas veces lo logro. Cada tanto el mismo espejo me la muestra otra vez y en esos momentos agudizo la vista rapidamente y compruebo, orgullosa, que sigue siendo una cana solitaria en mis cabellos!
Quizás si la arrancaba volvía con refuerzos. En vez le di una vida solitaria y triste.!

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